¿Te has sentido sobre la rueda del alfarero?
En los primeros diecisiete versículos de jeremías 18 encontramos un relato realmente hermoso, La señal del alfarero y el barro.
En esta oportunidad Dios nos enseña que él es el alfarero y nosotros somos el barro en sus manos, barro del cual él quiere hacer una vasija útil. El Señor no tiene una fábrica que produce en serie sino un taller de alfarería, El hace de nosotros un trabajo personalizado con sus propias manos. Esto es algo realmente hermoso, saber que nuestro Dios trabaja cada día en nuestras vidas para que lleguemos a ser aquello que el determino de antemano.
Solo el alfarero puede visualizar el trabajo terminado cuando lo que tiene delante es solo un puñado de barro. Quizá nos miramos en ocasiones a nosotros mismos y solo vemos el barro, pero a medida que dejamos a ese artífice trabajar en nosotros nos vamos convirtiendo en una bella y útil pieza con el sello especial del divino alfarero.
Cuando en el relato bíblico jeremías llega a la casa del alfarero, este, trabajaba sobre la rueda,
La rueda es una herramienta sobre la cual se coloca la vasija que se está trabajando y esta gira, gira y gira mientras el artífice ejerce presión sobre ella y así le va dando forma.
Mientas leía este versículo note que en muchas ocasiones me he sentido en la rueda, ¿no te ha pasado a ti?
Sentir que das vueltas y vueltas sobre el mismo eje, sobre la misma situación, problema o circunstancia y que nunca avanzas? Que te sientes mareado, que no entiendes, y al mismo tiempo se ejerce una fuerte presión sobre tu vida que sentimos no poder soportar? Es como si fuéramos a desarmarnos, pero no nos desarmamos, el alfarero está trabajando en nosotros. En momentos se hace doloroso este proceso, sentimos que no podemos resistir, pero aunque sus manos en ocasiones ejercen presión son manos delicadas y cuidadosas.
Cuando te sientas en la rueda del alfarero recuerda: El Señor, está haciendo de ti una vasija útil y hermosa.
Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.
Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
Jeremías 18:3-6
Ayudenos el Señor a poder confiar y esperar en el en mediante el proceso!