Arrepentimiento

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Blog del Pastor - ArrepentimientoArrepentimiento es abandonar el pecado, cambiar de vida, cambiar actitudes, maneras de pensar y de actuar. El arrepentimiento produce confianza en Dios, produce temor de Dios. Siempre y cuando sea un verdadero arrepentimiento.

El remordimiento no es arrepentimiento, no lo e sel justificarnos a nosotros mismos, tampoco es el buscarnos méritos para cubrir una falta. Juan el Bautista nos pidió hacer frutos dignos de arrepentimiento (Mt. 3:8).

Un ejemplo de arrepentimiento y quizás el más conocido es el del hijo prodigo. En esta parábola narrada por el Señor Jesucristo (Lc. 15) nos cuenta que tres cosas el hizo en su arrepentimiento. El hijo prodigo como muchos hoy, se fue de la iglesia al mundo, se alejó del Padre y gastó todo lo que tenía, su tiempo, fuerza, inteligencia, etc, llegando así a tocar fondo, quedó en la ruina total.

Lo primero que el hizo fue reconocer su pecado. Es algo que nos cuesta mucho hacer cuando ya somos creyentes.

Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!(Lc. 15:17).

El reconoció que moría de hambre. Muchos hoy no reconocen que están arruinados al alejarse de Dios, dicen estar mejor que cuando seguían a Dios. No quieren reconocer que su situación es deplorable. Una persona que se descarría sabe que hay bendición al estar en la iglesia, sabe lo que se está perdiendo, pero le cuesta reconocer su pecado. Pero este fue el primer paso que tuvo que dar el Hijo Prodigo.

En segundo Lugar debemos quebrantarnos por el pecado

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.(Lc. 15: 18-19).

El Hijo prodigo tuvo que humillarse. Allí tuvo que quebrantarse y con su orgullo roto decirle al Padre que había pecado. La obra que hace el Espíritu en las personas es poderosa, al pecador le hace ver su condición y a los creyentes también nos lo hace sentir. Roguemos que el Espíritu Santo nos de la valentía para reconocer delante del Padre que hemos fallado. Dios mira el quebrantamiento y se agrada.

Luego el muchacho confiesa su pecado y lo abandona.

 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. (Lc 15:20,21)

El se levantó y vino a su Padre, se levantó y dejó allá en la porquería en que estaba todo su pecado. Cuando el Padre le vio y corrió hacia el, el muchacho confesó su pecado. No alcanzo a decirle todo lo que había pensado decirle. Dios sabe y conoce un corazón verdaderamente arrepentido.

Pastor Alfonso Martinez

08-01–15

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